Yo, el Cliente
enero 13, 2011 Deja un comentario
Dicen que la costumbre es más fuerte que cualquier cosa, y es verdad. La adaptación a normas y pautas de más de 50 años, nos convierte en figuras maniqueas cuando se trata de exigir derechos propios como cliente. Ni siquiera nos salva la autoestima y orgullo como trabajadores productivos y esenciales dentro de la sociedad, de sentirnos incapaces y desprovistos de requerir lo que siempre ha sido nuestro.
El miedo a la palabra mercado y cliente esgrimido dentro del proceso socialista por su aparente semejanza con los preceptos del capitalismo nos dejaron huérfanos de esencias vitales para sentirnos servidos y dueños de la elección de dónde, cuándo, cómo, con qué y para qué.
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